Registro de salida: «Pianola»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
Museos de Tenerife
 
 

Pianola [23. 2019. 421]


Largo: 160cm.
Alto: 130cm.
Ancho: 72cm.

La palabra pianola hace referencia a una marca registrada hace casi cien años por la compañía estadounidense Aeolian, para bautizar a un tipo de piano que permitía la reproducción automática de la música a partir de unos rollos de papel perforado. No obstante, el origen de este invento era anterior, remontándose a finales del siglo XIX cuando un ingeniero ideó una pieza que se añadía a los pianos para hacer sonar la música de forma mecánica. El instrumento comercializado por Aeolian incorporaba esa pieza a la caja del piano como una parte fundamental más, que permitiría funcionar como piano convencional o como piano mecánico. En los momentos de mayor auge de este instrumento, a principios del siglo pasado, unas ochocientas marcas distintas lo comercializaban.

La pianola que forma parte de la colección del Museo de Historia y Antropología fue fabricada por la casa Hamilton entre los años 1905 y 1930. El modelo se denomina “Manualo” y fue exportado por la compañía Baldwin. Ha sido recientemente restaurada tras su incorporación al inventario de colecciones. Formaba parte de los bienes que su anterior propietario legó al museo y conserva no solo la butaca original, sino casi un centenar de rollos de pianola originales, en muy buen estado, y de variados estilos musicales.

Estos rollos son un testimonio excepcional del modo en que se disfrutaba e interpretaba la música a principios del siglo XX, no solo en ámbitos domésticos sino públicos: hoteles, restaurantes, cafeterías, salas de cine mudo, actuaciones teatrales… (http://www.centrodedocumentacionmusicaldeandalucia.es/export/sites/default/musica-mecanica/pdfs/difusion-pianola.pdf) y además solían estar diseñados para permitir la interacción entre el intérprete y el instrumento, pudiendo crear variantes a partir de su manipulación. Hoy en día muchos centros especializados en la investigación musical han procedido a la digitalización de la música contenida en los rollos, como un hito indispensable para su conservación, documentación y estudio. La Biblioteca Nacional de España cuenta con 1600 registros digitalizados (https://www.youtube.com/watch?v=6Con_6-mlSY).

Ver en funcionamiento una pianola puede resultar algo fantasmagórico en tanto en cuanto las teclas, una vez accionado el mecanismo neumático de su interior al pisar los pedales, van moviéndose en función de la partitura del rollo perforado. La presión de los pies insufla aire a los distintos fuelles, los cuales accionan los mazos necesarios para percutir la cuerda de la nota que corresponda y favorecen el avance del lector o “flauta de pan” donde se inserta el rollo perforado de la pieza musical que haya sido elegida.

Los modelos más elaborados de pianolas permitían obtener todos los matices posibles del piano convencional, pero para ello hubo de introducirse una serie de controles manuales para que el pianolista mejorase el tiempo o la acentuación de la partitura. Con el paso de los años, el sistema neumático de las primeras pianolas pasó a ser sustituido por un sistema eléctrico. En el caso de la pianola conservada en el museo se advierte que los dos candelabros para velas que flanquean la caja de los rollos perforados parecen haber sido manipulados, adaptándoles cableado eléctrico, pero eso no parece restarle la particular pátina que envuelve de un aura especial a determinados objetos.